Un camino ilustrado por los cuentos infantiles mexicanos

Un camino ilustrado por los cuentos infantiles mexicanos

México nos comparte su cultura de cuentos infantiles de la mano del ilustrador Mauricio Gómez Morin en el espacio Cubo del museo ABC, se podrá ver desde el pasado 25 de septiembre hasta el 6 de enero del próximo año. La muestra está conformada por un total de 49 ilustradores mexicanos desglosada en más de 140 obras.

A finales del siglo XIX, la preocupación por el analfabetismo infantil llevó al país a editar bastantes ejemplares de los cuentos y llevarlos al mundo de la ilustración para que el público infantil de alguna manera se empezará a culturizar. Toda esta situación hizo que México se convertirá en uno de los países más ricos en publicaciones infantiles. Durante esos años, por no poder firmar las obras la figura del ilustrador era una incógnita. Pero esto cambio a mediados del siglo XX, que por lo contrario, comenzaban a aflorar un puñado de obras de autores que marcan el principio de una tradición que se extiende hasta hoy en día. Algunos de estos autores exponen en esta muestra como Carlos Palleiro, Fabricio Vanden Broeck, Guillermo de Gante o Erika Martínez.

Gabriel Pacheco, «Pinocho 2», 2016. MUSEO ABC

Metido entre las estrechas calles del centro de la capital encontramos el museo ABC con una fachada geométrica, que guarda en su interior una de las mayores muestras de ilustraciones mexicanas para el público infantil dividida en dos plantas. En el centro de la sala cúbica reparamos en las mesas coloridas dispuestas con cuentos ilustrados de las diferentes épocas para que los más pequeños disfruten de las historias más conocidas del mundo infantil mexicano. Encontramos títulos como la cigarra y la hormiga, pinocho, el secreto de la flor que volaba, la casa del dragón, rimas y rondas…

El comisario de esta muestra es el ilustrador Mauricio Gómez Morín (Ciudad de México, 1956) con una amplia experiencia en el mundo de la ilustración y del diseño gráfico, ha manejado su criterio artístico para elegir con cuidado cada obra y a cada autor, teniendo como resultado una bella exposición de más de 140 cuentos infantiles.

Mauricio Gómez Morín, «¿Será está mi casa?», 2016. MUSEO ABC

El recorrido de la exposición se divide en cuatro décadas coincidiendo con los años de nacimiento de los autores: cuarenta, cincuenta, sesenta y ochenta. Está composición hace que sea un camino muy intuitivo, dejando ver el desarrollo y el avance de las técnicas durante el siglo XX.

Son 49 los ilustradores elegidos para plasmar las nuevas formas de ilustrar los cuentos que crecen en el seno de México. Desde los más jóvenes a los más mayores, se van compartiendo las formas de crear y dibujar. Encontrando en la exposición obras en formatos tan variados como el cartel, el diseño, la novela gráfica, la animación, el collage, viñetas. Ninguno de estos autores tiene características similares, ya que cada uno de ellos tienen algún elemento que les diferencia y a la vez les representa durante la exposición. Tropezamos con distintas técnicas y materiales tradicionales, como acuarela, gel acrílico, barnices, pintura de palo e incluso tela, que conviven con las técnicas de impresión más actuales. Muchos de estos ilustradores han avanzado en el mundo digital acabando sus obras con una impresión digital.

Cada década se va diferenciando con estilos y temáticas, la que más se diferencia de las demás es la década de los setenta con una alta vinculación con el mundo de los muertos, una tradicional fiesta de México. Los colores más utilizados en estas obras son los rojos, naranjas, amarillos con una alta presentación de las calaveras y el mundo de los muertos.

Juan Carlos Palomino Macías, «El robo del fuego», 2013. MUSEO ABC

Algo que destacar en la exposición en general, que no solo hay muestras de cuentos para un público infantil, sino que algunas de las ilustraciones son de temáticas más dirigidas a un público maduro. Hacen eco de situaciones como la noche nocturna mexicana, con sus peligros y vivencias, o con la situación de pobreza que se vive en algunas zonas de México.

Entre las obras encontramos auténticos cuentos que son representado de forma estática, narrando así la historia de Juan sin miedo de Teresa Martínez (Ciudad de México, 1966), las aventuras de Don Quijote ilustrada de la mano de Luis San Vicente (Ciudad de México, 1970), pinocho por Gabriel Pacheco (Ciudad de México, 1973), o Caperucita y el lobo ilustrado por Adriana Quezada (Ciudad de Méxica,1982).