Los sentimientos que se esconden detrás del «Moderno Prometeo»

Mary Wollstonecraft Shelley tuvo una vida llena de culpabilidad. Arrastró la condena del sentimiento de abandono y pérdida: con la muerte de su madre a edad temprana y la de tres de sus cuatro hijos. Mary se sentía una mala hija y madre, sentimientos que trasladó en su novela de Frankenstein o el Moderno Prometeo.

Con 21 años, Mary Wollstonecraft Godwin se convirtió en la madre de la primera novela de ciencia ficción de la historia: Frankenstein o el Moderno Prometeo. Aunque se escribió como una historia de terror tiene un mensaje mucho más profundo, unido con la maternidad y el abandono.

Mary nació en agosto de 1797 en Londres. Su padre fue el filósofo William Godwin y su madre la escritora feminista Mary Wollstonecraft, dos figuras importantes en el desarrollo del pensamiento de ese siglo XVIII. Mary creció sin madre, ya que murió el día que ella nació por una fuerte subida de temperatura. Esto hizo que, desde pequeña se educará en un ambiente intelectual y progresista que marcó de manera muy fuertemente su personalidad.

FRANKENSTEIN Y LA MATERNIDAD

La novela de Frankenstein refleja la pasión los experimentos de la época, pero, también asoma la historia personal de Mary: la maternidad, el abandono, la pérdida de la inocencia y el desencanto.

La maternidad y el abandono son sentimientos que acompañaron a Mary desde edad temprana con la pérdida de su madre. El desgaste de la relación con su padre, tras la elección de seguir junto a su marido Percy, aumentaron ese sentimiento de «mala hija». Nunca se acabó de recuperar, ya que, en 1815, con apenas tenía 18 años, perdió a su primer bebé prematuro. Sus otros dos hijos no tardaron en pasar por la misma tragedia. En menos de seis meses fallecieron, William de malaria, y Clara de disentería. Mary se sumió en una profunda depresión unida al sentimiento de pérfida y abandono, encontrando una salida sólo en la escritura.

Todos esos momentos de su vida la marcaron, y quiso de alguna forma plasmarlos en el papel, haciendo que la maternidad recibiera una atención considerable en la novela.

LOS FANTASMAS Y EL «GALVANISMO»

Un concurso de cuentos terroríficos en 1816 fue el detonante para la creación de la criatura, que luego se convertiría en la historia de Frankenstein. Lord Byron invitó a John Polidori, su doctor personal, y a Mary y su marido, el poeta Percy Bysshe Shelley, a su casa de Suiza. Los largos días que pasaron allí fueron lluviosos y para entretenerse propusieron este fantasmagórico reto. Junto al Frankenstein de Mary, Polidori también consiguió crear otra criatura, El Vampiro, que fue publicado en 1819.

En una de esas noches, Mary tuvo una pesadilla con la inspiración de la historia. Cogió pluma, papel y tinta para comenzar a dar vida a su novela. Hubo otra temática también cogió protagonismo en la mente de Mary para crear la criatura, el «galvanismo». La ciencia que se escondía tras las investigaciones de Galvani y Darwin sobre el poder de la electricidad para revivir cuerpos muertos.

El 11 de marzo de 1818, salió a la luz la primera edición de Frankenstein. Pero como en aquella época, no se publicó con ningún nombre, ni con el de Mary, pues las editoriales no querían publicar bajo el nombre de una mujer. Sin embargo, por la firma de Percy en el prólogo durante los primeros años se le otorgó la autoría del libro. Hasta que se reeditó la segunda edición colocando su nombre en la portada como única autora de Frankenstein o el Moderno Prometeo.

Murió de cáncer cerebral en 1851 dejando un legado literario insuperable y maravilloso. Además de una vida de ejemplo: jamás se dejó vencer, aunque parecía que la vida la ponía a prueba todo el tiempo.

Publicada en NotMusas