Una estación poética en el metro de Madrid

Vicente Aleixandre es el fichaje que hace Madrid para protagonizar el nombre de la antigua estación Metropolitano, en la línea 6 de metro.

“Próxima estación, Vicente Aleixandre”, anuncia el megáfono escondido en una esquina superior del vagón. Es una nueva voz de metro de Madrid que Mamen no reconoce. Ese nuevo mensaje que escucha por la desconocida señal le produce una sensación de confusión. Una mañana de domingo fría de diciembre, en un simple vagón del gran gusano metálico madrileño, con dirección Alto de Extremadura, con la misión de realizar un proyecto para el grado, junto a otras compañeras. Mamen se encuentra sola, sentada en uno de los sitios laterales del banco azul pegado en la pared, apoyando su cabeza en la metálica y fría barra, que une el techo con el suelo de forma vertical. “El vagón estaba casi vacío porque era domingo por la mañana temprano”, explica con voz tímida.

Sin prestar mucha atención a su alrededor, sólo a la voz de Fredi Leis, un cantautor de origen gallego, y su “¿dónde estará ese amor que se ahoga en tu bañera?”, letra de la canción Tus latidos, que envuelven en una atmosfera de tranquilidad a la joven. Es una melodía con frases de amor que desunen a Mamen. Los auriculares rosa palo cantan la letra al son de las notas musicales en sus oídos. Están enchufados a la clavija del smartphone que Mamen sujeta por sus largos dedos de pianista, con las uñas teñidas con un tono rojizo como si fuera el color de una copa de vino tinto. El único elemento al que procura dar atención es a la aplicación de mensajería WhatsApp, realizando la simple acción de contestar a los mensajes que le llegan, uno tras otro, tecleando con las uñas largas.

  • Los auriculares rosa palo enchufados cantan la letra al son de las notas musicales.

República Argentina, Nuevos Ministerios, Cuatro Caminos, Guzmán el Bueno. Son las paradas que lleva realizadas en el largo recorrido de la línea 6 de metro. Desde que se montó en el coche en la estación más cercana a su casa: Avenida de América, no ha parado de mirar sus mensajes. Es el mismo esquema que recorre todos los días para ir a la Facultad Ciencias de la Información donde estudia periodismo, en el campus de Ciudad Universitaria. Va vestida con una sudadera en tonos azules como los colores que se funden entre el cielo y el mar. Una prenda que acaba con una ancha capucha, que ella lleva puesta por el día tan nublado que hace. Sus pies se protegen de ese clima por unas deportivas blancas con cordones. Un calzado cómodo y común para los universitarios. El cabello alborotado con rizos cae por su pecho, destacando su color castaño con reflejos miel. Sus ojos grandes y redondos se mueven al son de las letras que salen por su teléfono. Sus orejas perforadas por cristales, que brillan como diamantes, están taponadas por los cascos musicales.

De repente, el sonoro mensaje alerta de la nueva estación, haciendo pensar a Mamen que se había pasado de estación por ir distraída con las canciones, pero “sabía que la estación anterior por la que había pasado era Guzmán el Bueno”, un primer pensamiento que se le viene a la cabeza hace que se tranquilice en el momento. Observa que en su alrededor “la gente que estaba, no atendió al cambió de nombre”. El motivo será, quizás, por la poca cantidad de almas que están despiertas a esa hora del domingo.

Es el mismo esquema que recorre todos los días para ir a la Facultad Ciencias de la Información donde estudia periodismo, en el campus de Ciudad Universitaria.

Se acordó entonces, que el nombre Vicente Aleixandre viene de un poeta del siglo XX, que lo estudió en bachillerato, en una de sus lecciones de lengua y literatura, en el colegio Corazón Inmaculado, que se encuentra el madrileño barrio de Prosperidad. Aleixandre nació en Sevilla en 1898, pero paso su infancia en la provincia vecina de Málaga. “El mar adornaba mi niñez. Yo viví en la calle que se llama Córdoba, que tiene una piedra puesta que lo recuerda. En esos tiempos se llamaba la Alameda de Carlos Saiz” recordó en una entrevista tras recibir el Premio Nobel en 1977. Con gestos de emoción y orgullo, sus palabras mostraban el cariño que tenía por esas tierras malagueñas donde aprendió a leer.

Acabó estudiando Derecho Mercantil como especialización en la Escuela de Comercio de Madrid. Pero el destino hará que por una enfermedad empiece a leer a los grandes autores de la literatura universal, como Gustavo Adolfo Bécquer. Y a modo de repetición por su gusto a la escritura, empieza a relatar poesía. Acabó publicando textos en prensa de cultura hasta que, en 1934, recibe el Premio Nacional de Literatura, por sus textos. Su estilo literario se basará en el uso de la metáfora y se le reconoce como el principal poeta surrealista español, aunque tendrá una etapa anterior de poesía pura con influencias de Juan Ramón Jiménez. Por todo su recorrido profesional en el mundo de las letras y de la docencia, Metro de Madrid le escoge para representar el nombre de la nombrada estación.

Una fotografía como muestra de su ubicación

Tras recordar el nombre del escritor, Mamen realizó una fotografía al cartel informativo para mandarlo por el grupo de WhatsApp de la familia, creando una pausa en las canciones de Leis, para informarse sobre este inesperado cambio de nombre por si alguien sabía algo más que ella. La respuesta de su familia fue que ellos tampoco sabían en que estación se encontraban, ni que habían cambiado los nombres de las estaciones de metro. Una acción que también se repitió en la estación de atocha, renombrándola como Estación del Arte, pero esto lo descubriría días más tarde.

El miércoles, 28 de noviembre, el metro de Madrid había comunicado por su página web que Ángel Garrido, presidente de la Comunidad de Madrid, iba a estar presente durante la presentación del cambio de nombre de la estación a “uno de los mejores poetas españoles de todos los tiempos, Vicente Aleixandre”, cuentan las líneas del comunicado. El motivo de este inesperado cambio era por la principal confusión de la estación de la línea 7, Estadio Metropolitano. Una estación que había sido cambiada en junio del año pasado, tras el traslado del equipo madrileño desde su antiguo hogar en el Estadio Calderón junto al largo parque Madrid Rio, al entonces Estadio Olímpico “La Peineta”, que cambió su nombre cuando el Atlético del Madrid se mudó a San Blas – Canillejas, por Estadio Wanda Metropolitano.

Tras el traslado del equipo madrileño desde su antiguo hogar en el Estadio Calderón al entonces Estadio Olímpico

“El nuevo nombre se debe a que el poeta Vicente Aleixandre vivió en las proximidades de la estación de Metropolitano, en la actual calle Vicente Aleixandre, 3”, será la explicación del motivo del nombre. La estación cercana a Ciudad Universitaria fue inaugurada en 1978, en una zona colmada de colegios mayores universitario. Una situación que en la actualidad no ha cambiado, con cercanía a colegios como el Colegio Mayor Chaminade o Colegio Mayor Santa María del Estudiante.

De estas informaciones Mamen no sabe nada, que con un aspecto más tranquilizador al saber que no se ha bifurcado de su camino, sigue su camino hacia la casa de su amiga donde la esperan para realizar el trabajo de periodismo. “Próxima estación, Ciudad Universitaria”, sigue anunciando por el megáfono escondido la voz de la misteriosa mujer.